miércoles, 29 de febrero de 2012

Con la cabeza fuera del agua



Mateo 14:29-31  
“Y Jesús le dijo: –¡Ven! De inmediato Pedro bajó de la barca. Caminó sobre el agua y fue hacia Jesús. Pero cuando sintió la fuerza del viento, tuvo miedo. Allí mismo empezó a hundirse, y gritó: –¡Señor, sálvame! Entonces Jesús extendió su brazo, agarró a Pedro y le dijo: –Pedro, tú confías muy poco en mí. ¿Por qué dudaste?”

A veces nos vemos en la vida en medio del mar navegando mientras la barca de nuestra vida es golpeada por las olas y el viento nos quiere llevar a la derriba. De pronto aparece Jesús caminando sobre el agua tratando de calmar nuestra angustia, diciéndonos palabras como: “¡Calmaos! ¡Soy yo! ¡No tengáis miedo!”.
Ya hemos hablado de este pasaje y reflexionado sobre como Pedro camina sobre el agua, pero hoy veo una nueva lección en él.
Y es que al vernos indefensos contra fuertes vientos y contra fuertes olas no podemos hacer mas nada que temer, nuestra naturaleza humana nos traiciona y hace que sintamos la angustia de que podemos morir, pero en esos momentos siempre aparece nuestro Señor y junto con El las palabras adecuadas. Pero no todo queda ahí, sino que al ver que es Papá quien viene caminando sobre las aguas tenemos el valor de decirle: “Señor, si realmente eres tú, ordena que yo camine también sobre el agua y vaya hasta donde tú estás”. (Mateo 14:28) A lo cual Jesús te responde: “¡Ven!”, y como dice el versículo de hoy, vemos como se  narra que Pedro bajó de la barca y camino sobre el agua hacia donde estaba Jesús.

¿Cuántos de nosotros en momentos tremendos de fe hemos caminado sobre aguas?, y es que en algún momento de nuestra vida cristiana hemos caminado sobre las aguas difíciles que la vida nos trae, o quizás ahora mismo te encuentras. Hemos dado pasos que jamás creímos que daríamos, pero con la seguridad de que Él está con nosotros hemos caminado derecho hacia donde se encontraba Él.
Pueda que en este momento estés caminando sobre aguas difíciles, sientes como tus rodillas se mojan y tu pantalón más que mojado. Como parece que en cualquier momento las aguas te hundirán, sin embargo, aquí estas. NO TE HAS HUNDIDO. Es más, vienes a la fuente de vida que es su palabra a encontrar tu milagro!

Quizá tu fe en su Palabra te ha hecho mantenerte firme sobre las aguas de la vida sin hundirte.  Por eso, pero no significa que en algún momento tu fe no se tambaleará. Alguien me dijo "Pau, cuando las cosas vayan bien alégrate, pero no olvides que entonces lo malo estará por venir. Mantente siempre gozoso!" 
A lo mejor hoy es ese día. De pronto, después de dar varios pasos sobre el agua, has sentido la fuerza del viento te tambaleaba y tuviste miedo, lo que provocó que poco a poco te fueras hundiendo a tal punto de que el agua casi te cubre entero, y quizá ya comenzaste a dar gritos como lo hizo Pedro: “¡Señor, sálvame!”. Mateo 14:30. Pero es ahí donde su Gracia se manifiesta en esta historia, en ese mismo instante, Dios extiende su brazo y te toma y no deja que te hundas “Entonces Jesús extendió su brazo, agarró a Pedro…”. Mateo 14:31 
Él jamás dejará que desaparezcas en el agua, y eso será bueno que lo asimilemos. Quizás un fuerte viento sea tan fuerte que parezca que te hará caer y hundirte, o puede que las olas te golpeen con mucha fuerza, pero aún con todo eso en contra, Dios sigue estando por encima. Tanto es así, que literalmente, se puso por encima de las aguas.
¡Vamos! Sigue caminando sobre las aguas, no te detengas, pese a cualquier cosa sigue con dirección al Señor, no permitas que el viento y las olas te eviten cumplir el propósito para el cual Dios te llamo, no te des por vencido, lucha y se valiente, porqueDIOS JAMAS TE DEJARA HUNDIR.

Recordemos hoy que Él siempre estará a tu lado, tanto en los momentos de bonanza espiritual, así como también en los momentos más difíciles, pues hay una cosa que Dios tiene muy claro y es la siguiente: NUNCA VERÁS EL FONDO DEL MAR. JAMÁS TE HUNDIRÁS.

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