jueves, 1 de marzo de 2012

La comparación



 Santiago 6:2
pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores.

  
Las personas tenemos la tendencia de compararnos los unos con los otros, como por ejemplo en la vestimenta, en los estudios, en la economía, pero también en el comportamiento, considerando que, en éste último caso, una actitud es más grave que otra mereciendo un castigo peor. Cada uno de nosotros estamos diseñados para mirar a los demás y pensar que "yo no soy tan malo como éste".

Pero nuestra única comparación debe de ser con Dios. La Biblia es un reflejo de la naturaleza de Dios, y nos pide que seamos santos como Él lo es. Nos da una serie de directrices claras, indicando que comportamientos debemos de tener para llegar a aquella perfección. ¿En alguna ocasión llegaste a no pecar? NO.  Y este debe de ser nuestra meta, el objeto de nuestra comparación. Debe de ser el objetivo que debemos tener en mente cada mañana cuando nos levantamos, porque en Jesús no existió pecado.

Posiblemente, en más de una ocasión, pensemos que no podemos llegar a cumplir con todo lo que nos indica la Biblia, pero para ello contamos con Dios, siendo Él quien nos ayude a conseguir aquella meta.

0 comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué piensas acerca de este mensaje?