viernes, 30 de diciembre de 2011

Fidelidad hasta el fin de los días.

Hebreos 6:10
Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. 

En otras palabras, Dios es justo y no olvida tu buena obra y el trabajo de amor que has mostrado hacia Él, sirviendo a otros creyentes como aún haces.¿Unas palabras contundentes, no? 
Algunos tenemos que ejercitar la memoria constantemente porque nos suele fallar en cosas pequeñas, pero también en otras importantes. E incluso a veces, sólo retenemos hechos negativos de una persona, de un día, de un lugar...Además, nos enfurecemos al recordarlo porque tenemos razón! Y lo cierto es que a veces la tenemos. Pero déjame decirte que Dios siempre la tiene y nunca se ha enfurecido con las cosas negativas de mi día o mi ser. Estoy seguro. Es más, Él no me ve solamente en los malos momentos de mi día, o solo retiene los aspectos negativos de mi personalidad, o de aquella actitud que tengo que mejorar. Te quiere tanto que retiene todo. Absolutamente todo. Todo lo que piensas, sientes y haces. ¿Esto tiene sus pros y contras, no? Pero creo que solo encuentras contras si no quieres ver que es una muestra de preocupación absoluta. 
Necesito recordar hoy que Dios no es mi policía malo que lo único que hace es darme avisos y sancionarme. Me gusta ver a Papá como mi entrenador personal de boxeo, ¡en serio! El entrenador de boxeo es aquel que podría decirse que le duelen, casi igual o más, los golpes del contrincante a su chaval. Que nunca quita la mirada del ring y está aconsejándome frente a los movimientos del Enemigo. Es más, es quién me cura las heridas cuando ya no puedo más, quién me infunde un ánimo único y en quién tengo depositada mi confianza. ¡ESE ES MI DIOS!
Como decía antes, Él nunca se a enfurecido con mis fallos, porque puede ver que mis actos tienen intenciones buenas en el trasfondo. Que a pesar de caer constantemente, mi corazón busca estar cerca de Él y sus mandamientos. Es más, cuando he tenido malas intenciones, Él a sido el único que a mantenido sus brazos abiertos esperando que yo volviese y corregir mi error. Creo que te puedes sentir identificado con estas últimas palabras, ¿cierto?  Dios, que mira más allá de las circunstancias, conoce tu corazón, ha visto cada una de tus lágrimas, es testigo de todo lo que has hecho y te ha escuchado en cada una de tus oraciones. Él tiene memoria de todo eso, no ha olvidado nada.
Lo único que Dios olvida es mi pecado cuando vengo a sus pies y me arrepiento. Hay una verdad, y es que nunca te dejará desfallecer. La palabra Fidelidad toma protagonismo en éste instante.

Recuerda cuál fue la última situación en que Dios fue FIEL contigo y contestó tu obra y ruego. Estoy seguro que puedes contar más de una y de dos ocasiones. 

Gracias un día más por recordarme que tu gran Fidelidad no disminuye nunca.


1 comentarios:

Abel dijo...

Al final con Amor , siempre queda lo bueno , cierto es como padre de dos hijos ,el amor supera todo lo malo que hagan , eso si con su reprimenda ,cierto es todos tenemos cosas buenas y malas ... Miremos con los ojos de Jesus .
Gracies Pau dtb+ (avui pensaba que no podria fer el devocional.)

Publicar un comentario

¿Qué piensas acerca de este mensaje?