lunes, 9 de enero de 2012

Reflejo de doble espejo.

Apocalipsis 21:23
Tampoco necesita sol ni luna que la alumbren; la ilumina la gloria de Dios,  y su antorcha es el Cordero.

Me encanta como Papá hecha por tierra todas las leyes de la física y principios de la existencia por el suelo en un abrir y cerrar de ojos.
Ese Sol que necesitamos para vivir, esa estrella que se encuentra en el centro del sistema solar y de la cual TODOS dependemos en esta vida, a Dios no le hace ninguna sombra (permíteme el juego de palabras) Es más, un día la luz de nuestro Sol será insuficiente para alumbrar la venida de Jesús. El solo poder de Él lo saciará todo.
Una vida gloriosa acaba siendo un concepto difícil de entrar en mi cabeza. Pero se trata de que la gloria de Dios se vea reflejada en nosotros todo el tiempo. Es decir, que que todo aquello que Dios espera de nosotros sea hecho, en otras palabras, que nuestra vida refleje la abundancia de Dios en todas las áreas que se te ocurran y de cualquiera que pueda existir. Sería una locura que Papá nos dijese que nos librará de problemas, pero nos anima y nos empuja diciendo que saldremos en victoria al pasar por cada uno de ellos teniendo siempre su Paz. Otra lectura importante es que hay que aprender a compartir de aquellas bendiciones que recibimos. Muchas veces necesito visualizarlo con un ejemplo: Tú eres el cartero de las buenas noticias y digamos que, tienes el honor de ver esas cartas que repartes ya que no hay ninguna consecuencia. Pero, ¿qué pasaría si las buenas y malas noticias que tienes que repartir, solo las leyeras tú? No sería lógico. No dejarías dar fruto a tu trabajo. Mas bienaventurado es el dar que recibir; Una vida gloriosa esta relacionada con el fluir de Dios.

Sin tener que prescindir de nada, sólo dejando que la bendición de Dios actúe en ti y fluya, tú serás LUZ de DIOS a tu alrededor.

Ya que hablamos de términos de la luz, me gustaría acabar pensando en el deseo de querer brillar por luz propia y no la de este mundo. Pero no una luz propia egoísta y creída, sino una luz propia que tenga como esencia, que nazca desde Jesús y su mensaje en mí.

1 comentarios:

Moi y Gretel dijo...

Cuanta razón! Tantos años, tantos días y tantas horas que Dios nos ha regalado en este mundo, y cuanto de todo ese tiempo perdemos sin reflejar nada. Él tiene que ser nuestro espejo y que TODO lo que Él ha hecho se pueda ver reflejado en nosotros. Y eso solamente se puede conseguir acercándonos a Dios y teniendo cada día una relación estrecha con Él.
Esfuérzate en reflejar!

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