jueves, 23 de febrero de 2012

Conócele

1 Juan 4:9 

En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en expiación por nuestros pecados.

Sí, es aquél que murió en esa cruz, el que mostró el significado de amor, el que perdonó todos nuestros pecados no existiendo en Él la maldad. Aquél que te espera sentado en los pies de tu cama y te abraza cuando lloras. Aquél que sonríe cuando consigues tu meta, y se ha esforzado para que la consiguieras. Aquél que se entristece cuando caes en la tentación, y a la vez llora cuando le ignoramos. Aquél que te amo antes de que nacieras y te da la oportunidad de la salvación.

A la vez es aquél a quien ignoramos y rechazamos. A quien intentamos engañar. A quien no valoramos su amor. A quien no creemos. A quien fallamos, avergonzamos y despreciamos. A quien culpamos. Con quien nos enfadamos. A quien no aceptamos. 

Éste es Jesús.

Dios nos prometió que si le aceptábamos en nuestra vida como único Dios, permitiendo que Él fuera el timón de nuestras vidas, seríamos salvos. Y esta es la promesa que rechazamos diariamente. Seguramente sea porque es tan sencilla su petición, que no somos capaces de creer que verdaderamente nos haya prometido esto. Pero estoy aquí para decirte que sí. SI QUE ES ASÍ. ¿A qué esperás? ¿Esperas verle o tocarle? Como dije en una publicación anterior, únicamente podrás sentirle cuando des ese paso frente a Él. Y aun así no podrás verle y tocarle, pero si que podrás sentirle, siendo un sentimiento indescriptible. Jesús te invita a que des este paso ahora.

Por ello, te propongo que estés donde estés, inclina tu cabeza, cierra tus ojos y acéptale en tu vida. Háblale, cuéntale tus miedos, tus dudas, y te aseguro que dentro de ti, si lo haces de corazón, sentirás algo diferente, que te será dificultoso explicar, como a mí me cuesta explicar que siento exactamente cuando hablo con Dios.
Y en caso de que hubieras aceptado a Dios en tu vida, dale gracias a aquella persona que te hablo de Dios, de aquella persona que Dios escogió para que pudieras conocer a Jesús. Pero sobretodo, dale gracias a Dios por amarte. 

¿A qué esperas?



3 comentarios:

Abel dijo...

Si , este es mi Dios y el de aquel que lo acepta en su vida !

Alex Prats dijo...

Sin condiciones :)

Anónimo dijo...

es un mensaje excelente

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