jueves, 26 de abril de 2012

Aficiones

 

"El eterno Dios es tu refugio, su eterno poder es tu apoyo..."
Deuteronomio 33:27
 
Durante estos días se ha vivido una gran emoción entre las personas, ya que son varios los partidos de fútbol que se disputaban tanto el Liga como en Champions. Constantemente mis compañeros, amigos y familiares hablaban sobre los partidos de fútbol que se iban a jugar.
Cuando llegaba la jornada los aficionados vestían con camisetas de sus equipos, y por los balcones se veían bufandas o banderas. Es emocionante ver a tantas personas cantar el himno de su equipo, o notar la impaciencia y los nervios cuando pitaba el silbido que daba comienzo al partido. Si el resultado no era el esperado se veían caras largas, tristeza en los ojos de algunos o incluso enfados, pero en cambio si ganaba su equipo se escuchaban cantos, se veían sonrisas e ilusión. 

En cambio no sucede lo mismo cuando hablamos de Jesús. Muchos son los que ignoran o discuten sobre su existencia, rechazando la gran mayoría escuchar simplemente su nombre. Suelen llevarlo junto con teorías filosóficas, confundiendo conceptos y realidades. Y otros si aceptan hablar de Jesús pero no muestran el mismo entusiasmo o ilusión como cuando se habla de tu equipo de futbol favorito.  
Podemos dedicar horas y horas viendo programas de televisión que hablen de deporte, leer los apartados de deporte que muestran los periódicos, o incluso escuchar la radio cuando comparten la tertulia de la jornada futbolística. Muchos lloran cuando gana o pierde su equipo, otros discuten y se pelean por su equipo. ¿Por qué no nos comportamos de la misma manera cuando hablamos de Jesús?

No es malo tener una afición y dedicar tiempo a ella, pero si se convierte en algo perjudicable cuando ese comportamiento resta tu tiempo de relación con Dios. Tu relación con Él es imprescindible en tu vida, es lo más importante y debe ser la prioridad en tu día a día. ¿Qué sensación tendrá Dios cuando vea que mostramos más interés en otras cosas en vez de a Él? Y no debemos de dedicarle tiempo a Dios para que esté contento, sino porque es necesario para nuestra propia vida. Porque la carrera que proseguimos es constante, es una lucha continua. No podemos olvidar o no mostrar interés sobre la muerte de Jesús, y de todo aquello que nos indica en la Biblia.

Es bueno tener aficiones, pero evita que éstas entorpezcan tu relación con Dios. 

Él es más que una simple afición.
 

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