Un corazón perfecto es un corazón quebrantado

Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los aplastados de espíritu

Salmo 34:18

Comunmente olvido lo que es un corazón quebrantado. Me parecía siempre haber experimentado el quebrantamiento en diversas ocasiones, hasta que llegó el día en que no necesité volverlo a buscar. Él y yo nos encontramos.

No todo acaba en el dolor y el llanto ya que el quebrantamiento va más allá. No reside solo en eso. Incluso, no es solo humildad ni gemir en su presencia. Muchas veces en su presencia podemos experimentarlo, pero un corazón tocado no es un corazón quebrantado.

Hoy pensaba "Entonces ¿Qué es un verdadero quebrantamiento? Tantas veces te ha parecido estarlo..." Creo que la solución está en que el verdadero quebrantamiento viene cuando nuestro corazón es liberado y reside en él un poder que puede convertir en obras de arte nuestras ruinas. El quebrantamiento es la completa anulación de la fuerza humana. Es reconocer  la realidad plena del pecado y la deshonra que éste nos ocasiona. Es curioso, porque eso solo lo podremos contrastar cuando veamos firme y en pie esa obra de arte, y no únicamente al reconocer que estamos en ruinas.

La segunda realidad que nos hace ser conscientes de que estamos viviendo el quebrantamiento es poder visualizar la esperanza. Y digo esto, porque precisamente en medio de la oscuridad, estamos quebrantados al darnos cuenta que nosotros estamos aquí y la Luz está allí, bien lejos. La esperanza es la voz de Papá diciendo Yo te voy a sanar, restaurar y construir una bella obra de arte. Aparta los escombros y empezemos a reconstruir la bella obra.

 ¿Has pecado y desprestigiado al nombre de Dios? ¿Identificas algo que tiene que ser reparado? Es bueno caer sobre La Roca que es Jesús porque cuando veamos a Cristo viniendo con su Poder y Autoridad, nos destruiremos nuevamente. Incluso aquellos puntos fuertes que tengamos, cualquier talento o maravilla. Todo quedará a sus pies.

Quizás mires a tu alrededor y solo veas escombros, pero ese es el paso previo a dejar que Dios escudriñe nuestro corazón y lo restaure con su obra.

Si en ti hay dolor y esperanza en medio del quebrantamiento, entonces ya lo tienes; un corazón perfecto.