miércoles, 11 de abril de 2012

Como un bonsái


Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando
llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto
hace prospera!
Salmo 1:2-3 

La verdad es que siempre me han llamado la atención. Son de esas cosas que uno algún día se tiene que quitar la espinita del corazón. Además, no es muy común y eso me anima más a tenerlo. Los bonsáis son árboles que se plantan y crecen en macetas y quedan de fábula para adorno. Un día, me dispuse a investigar y a buscar semillas de árboles, como siempre, tienes un conocido que tiene uno (en este caso hacía colección) y le di bastante la vara con el tema de las semillas y el cuidado.
¿Quieres saber como sigue la historia?

Decidí entonces que íbamos a plantar varios de estos arbolitos;  lo cierto es que llevan muchos cuidados, hay que podarlos, cortarles las raíces y lo principal ponerlo en una maceta bien pequeña. Un día como otro, mientras realizábamos el rutinario mantenimiento, uno de estos arbolitos se cayó desde la terraza hacia el jardín de abajo. Primero sufrimos por el árbol, pero luego nos dimos cuenta de que la bronca de la vecina de abajo sería brutal. Sorprendente fue que alguien lo plantó en la tierra antes de que muera y quedó ahí, digamos que aprovechado...
Hoy después de unos cuantos años ese arbolito de limones, que fue plantado en la tierra, es un frondoso árbol en pleno crecimiento que da frutos todo el año. A diferencia de los nuestros, que siguen bien enanos. Eso si, son muy tiernos pero solo de adorno, sin frutos.

Esto me hace reflexionar en los cristianos que somos como bonsáis que estamos como adornos y no tenemos frutos. Se reconocen fácilmente, son aquellos que crecen hasta lo que le da la maceta, crecen lo que le da la iglesia o el pastor, pero no buscan más. Pero el problema está que si en el lugar donde están escasea el "mantenimiento del cristiano", es decir, todo aquello que nos ayuda y nos hace crecer, no pueden echar muchas raíces ni tampoco pueden soltar todo su potencial para el cual fueron creados. 

¿Cuál es tu objetivo? Creo que tenemos que ser como los árboles plantados en la buena tierra que crecen hasta alturas increíbles. Así tiene que ser tu vida como un árbol frondoso que crezca y nunca dejar de aprender y llenarse de Dios. Y creo sinceramente que esto lo  sabes, es un concepto más que repetido semanalmente y que al final acabamos por no valorar como se merece. Pero es que va más allá; es una responsabilidad personal. Los cristianos bonsái pueden parecer bonitos, van siempre a la iglesia, todos los domingos, cantar con fervor, testifican y mil cosas más. Ahora bien, nunca pueden servir para abrigar pájaros en la tormenta o para alimentar a otros. Son de adorno, se quedan con lo que saben, con lo básico, dos o tres herramientas espirituales (las cuales repiten hasta la saciedad) y las aplican a su escasa vida espiritual. Pero me imagino que precisamente Dios quiere que extiendas a la mano derecha y después la izquierda y no seas escaso. 
Te animo que busques buenos libros para leer, que inviertas en tu vida espiritual porque al final, es lo que quedará. Si te resulta más cómodo, escucha una buena predica, lee la biblia y clama por entendimiento de lo que estas leyendo. Pero por favor, nunca olvides que sobre todo, debes salir de la maceta.

Muchas veces tenemos lazos emocionales con una iglesia porque ahí se convirtió un ser cercano o incluso nosotros mismos. Quizás te bautizaste ahí o el pastor me conoce desde bien pequeño o quién sabe qué. Pero quizás estas necesitando otra cosa (es bastante probable), mas revelación de la palabra, ya que lo que le funcionó a otros no te funcionará a ti simplemente porque intentes repetirlo. Lucha por tu único y personal llamado.

Es hora de que des fruto y que estés en continuo avance.

2 comentarios:

Abel dijo...

Bona reflexio com sempre, "Yo quiero ser como limonero y servir limonada."

Laia Garcia dijo...

Muy buena comparación con el bonsái... ;)

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