Estoy dispuesto

Aquí estoy yo, envíame a mí

Isaías 6:8

Cuando decimos que el Señor viene no nos referimos únicamente a que va a venir por segunda vez a la Tierra a llevarnos con Él. También nos podemos referir a otras cosas. Y una de ellas es que el Señor viene a buscarnos con un propósito concreto para nosotros.

Un claro ejemplo lo tenemos con Moisés. Dios fue a buscar a Moisés al monte con la zarza ardiendo con un propósito claro: que liberase a su pueblo de Egipto. Y Moisés aunque al principio tuvo dudas, hizo lo que el Señor le pedía.

Hoy en día Dios también viene a buscarnos para utilizarnos para los planes que Él tiene para nosotros. A lo mejor no usa una zarza ardiendo o podemos oír su voz nítidamente como cuando Dios se dirigía a

Moisés diciéndole: “Moisés, Moisés”, pero Dios se dirige a nosotros de muchas maneras. Pero una de las claves es tener un corazón dispuesto a cumplir con lo que Dios espera de nosotros. ¿Qué hubiese pasado si Moisés se hubiese negado totalmente a cumplir con su propósito? Pues seguramente el curso de la historia hubiese cambiado radicalmente. Moisés se opuso parcialmente, pues no se veía la persona más capaz para la tarea que Dios le mandaba (y seguramente no lo era), pero a pesar de las dudas fue y cumplió con su propósito. Tuvo un corazón dispuesto.

Con nosotros pasa igual. A lo mejor pensamos que las cosas que sabemos que estamos llamados a hacer por Dios las podrían hacer otros mucho mejor que nosotros. Y posiblemente sea así. Pero déjame decirte que si Dios te quiere para algo, es porque tú vas a ser el que mejor lo haga.

Hay que estar dispuesto a trabajar para Dios. Eres el más útil que Él ha creado para esa tarea en concreto. Da igual lo que pienses tú o los demás, porque si Dios te ha buscado a ti es por una razón.

¿Estás dispuesto? Pues ve.