lunes, 9 de abril de 2012

¿Sabes a dónde vas?

Jesús les dijo: Yo soy el camino la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino es por mí
Juan 14:6

Hay pocas personas en el mundo que sepan a dónde van. Saben quizás lo que están haciendo: saben cuál es su trabajo o lo que tienen que estudiar; saben dónde están, que quieren hacer de aquí a unos años...pero poco más. 
Si preguntas cuál es el objetivo de su vida, la mayoría te dirá que ser feliz, tener una gran casa, una buena família, ser rico e incluso muchos no sabrán ni que responder. ¡Y no digamos nada qué pasará después de su muerte!
Permíteme que te pregunte algo personal: ¿tú sabes a dónde irás?¿Sabes qué pasará después de tu muerte? Hay gente que vive despreocupada por lo que pueda pasar después de su muerte, se centran en vivir simplemente el presente. Desconocen que después de la muerte tan sólo hay dos destinos: VIDA PARA SIEMPRE o CONDENACIÓN PARA SIEMPRE. El hecho de no tomar ninguna decisión significa estar condenado, por cuanto estás despreciando la posibilidad de tener vida al rechazar la oferta que Dios te hizo cuando murió EXCLUSIVAMENTE POR TI. 
¿Entrarías en un tren sin saber a dónde va? ¿Pasarías tu vida entera en él? El solo hecho de pensarlo parece ridículo...sin embargo, ¿cuántos viven sin conocer su destino? ¿Cuántos siguen su vida como si nada sucediese mientras se acercan a su propia perdición? Un día, Jesús, el único capaz de vencer a la muerte, dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". Nadie puede llegar a tener vida eterna si no sigue ese único camino.
Dios es el único que te ofrece la vida eterna. Ya sabes que sólo hay dos caminos, y a menos que no decidas por Dios, el simple hecho de no decidir nada, ya te está condenando, porque no decidiendo por Dios estás decidiendo por la perdición eterna. 
Dios murió por ti. Vino a esta tierra haciéndose hombre pensando únicamente en ti, para sufrir en esa cruz por tus pecados, por todas esas veces que tu has decidido no seguirle y rebelarte contra su voluntad. Murió para ofrecerte el perdón y la vida eterna a su lado. ¿Realmente vas a escoger no aceptar esa oferta? Tal vez te de vergüenza, te sientas demasiado "sucio" o "indigno", de acercarte a Él y aceptar lo que te ofrece. Pero nunca es demasiado tarde para arrodillarte, confesar tu pecado, tu rebeldía y pedirle de corazón que entre en tu vida y te deje formar parte de su familía. 

Es tan simple como eso. No hay más. Simplemente reconocer tu pecado, pedir perdón y aceptarle en tu vida. Te aseguro que después de que hayas DECIDIDO hacer esto, tu vida cambiará y empezarás a experimentar el privilegio que es tener un Dios tan grande y tan bueno.


Ahora te toca a tí. Ya sabes la verdad. No hay marcha atrás. No tienes excusas. Te toca decidir:¿a dónde vas?

0 comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué piensas acerca de este mensaje?