miércoles, 18 de abril de 2012

Dios también se enfada


Y se encendió la ira de Jehová contra Israel, y los entregó en mano de los filisteos

Jueces 10:7 

Estamos acostumbrados a escuchar muchas cosas que Dios es. Hace no mucho tiempo escribimos aquí un devocional acerca de lo que Dios era para nosotros. Salieron cosas como que Dios es amor, es justicia, es paciencia, es misericordia y un sinfín de cosas “bonitas”. Pero resulta que Dios no solo es cosas que a nosotros nos parecen bonitas. Tenemos un Dios que a causa de su justicia, también hace cosas que a nuestros ojos no son bonitas. A lo mejor te estás escandalizando al leer esto, pero déjame calmarte diciéndote que me refiero a cosas no tan bonitas para nosotros como pueden ser la ira, el enfado o el castigo. Porque sí, Dios también se enfada y Dios también nos castiga.

Veamos el ejemplo del pueblo de Israel. El pueblo de Israel fue sacado de Egipto y liberado de la esclavitud para ir a la Tierra Prometida. Dios los libró para darles vida rica en abundancia. Estuvo con ellos y les mostró muchos milagros, les libró de manos de muchos enemigos y les permitió ver cosas únicas. Y aún así, mirando el antiguo testamento podemos ver que hay unas palabras que se van repitiendo libro tras libro: “pero los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová”. Cada vez que Israel decidía darle la espalda a Dios, Él se enfurecía y les castigaba. A veces les dejaba en manos de sus enemigos durante años y otras no les acompañaba a la guerra. Solo porque le habían dado la espalda, y por tanto en su justicia Él no podía premiarlos.

A veces nos olvidamos de que somos como el pueblo de Israel. Hemos visto la mano de Dios en nuestra vida, hemos notado su perdón y comprobado en primera persona su misericordia, pero aún así decidimos darle la espalda y tomar decisiones que sabemos que son erróneas. ¿Y pretendemos que Dios nos siga bendiciendo? Pues entonces es que no hemos leído ni comprendido su palabra. Cuando le damos la espalda a Dios, Él nos castigará. Y aunque por supuesto puede mostrar misericordia y darnos mil oportunidades, su justicia se basa en eso. Pero si nos fijamos, el pueblo de Israel también era capaz de reconocer su pecado y su culpa y presentarse ante Dios humillado y arrepentido. Cada vez que hacía esto Dios les brindaba una nueva oportunidad. Si hemos estado dándole la espalda a Dios, si hemos visto un castigo claro en nuestra vida a causa de nuestra rebeldía, no tenemos más que acercarnos a Dios y pedirle perdón por lo que quiera que sea que hayamos estado haciendo. Porque aunque hoy quería mostrar una cara más “dura” de Dios, la otra cara sigue estando ahí siempre.

Dios es justo y se enfada con nosotros. Pero el perdón trae misericordia. 

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