2 Timoteo 4:7-8
He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe.Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez
justo, me otorgará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos
los que con amor hayan esperado su venida.
Este fin de semana ha sido una gran
bendición, no sabría por donde empezar, pero hay un tema en
concreto que me gustaría compartir, y es el siguiente; cuando
ayudamos a las demás personas no debemos de olvidar que nosotros
también necesitamos un cierto cuidado.
Y estas últimos meses es lo
que ocurrió, que me olvide de mi mismo, me preocupé por los demás para que conocieran o se acercaran a Dios, pero a la vez me olvidé de mi relación con Dios.
La Biblia manifiesta que hablemos a los
demás de Dios, de esta manera ellos también habrán tenido la
oportunidad de conocerle. Pero esto no puede causarnos olvido de
nosotros mismos. Y es lo que me ha ocurrido, que he dedicado todas
mis fuerzas a los demás, pero a la vez me he olvidado de mi.
La necesidad que tienen ellos de conocer a Dios, es la necesidad que tengo para mi crecimiento en el Señor, porque si no causará un
distanciamiento hacia Él.
Nosotros también necesitamos ser
escuchados y aconsejados. De la misma manera que ellos manifiestan
tener esa necesidad nosotros también la tenemos. No sería coherente
indicar a una persona lo que Dios quiere con y para él, si a la vez
nosotros no somos capaces de aplicarlo. No es posible hablar de
alguien que a la vez desconocemos.
Es un privilegio poder compartir de la
Palabra a las demás personas, pero es una necesidad para poder
escuchar y crecer en el Señor. Por eso os ánimo a que sigáis
expandiendo su Palabra, pero sin olvidar que vosotros también debéis
seguir creciendo en El, siendo esto un crecimiento continuo.
0 comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas acerca de este mensaje?