domingo, 13 de mayo de 2012

Para ganar hay que entrenar



Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante puestos los ojos en Jesús
Hebreos 12:1

Se levantaba cada mañana a las cinco en punto. Se calzaba sus zapatillas de deporte y salía a correr  durante una hora y media. Después se pegaba una ducha caliente y acto seguido tomaba un desayuno abundante y rico en proteínas. Después de dedicar una hora a estudiar, iba al gimnasio y se machacaba físicamente durante dos horas. Después de eso se cambiaba, y entrenaba durante 4 horas seguidas. Se
tomaba un descanso de una hora y media para comer y relajar el cuerpo y los músculos. En cuanto el tiempo de relax se agotaba volvía a entrenar duramente hasta las 9 de la noche. Después de una dura jornada de entreno y esfuerzo tomaba una cena ligera y sana y se iba a la cama a recuperar fuerzas para el día siguiente.
Después de cuatro años de duro esfuerzo, constancia, y disciplina diaria nuestro protagonista consiguió la medalla de oro en los juegos olímpicos.

Nuestra vida es como la vida de un deportista. No deja de ser una carrera. Los deportistas batallan a diario con todo tipo de tentaciones: madrugar, dietas, horarios, renunciar a ciertas cosas…etc.  Si nosotros tenemos un objetivo claro en la vida y queremos conseguirlo debemos mentalizarnos de que deberemos tener constancia, disciplina y perseverancia. Pero tener todo esto es muy difícil si el objetivo que nos hemos marcado no nos ilusiona. Al deportista conseguir la medalla de oro o el trofeo es la mayor ilusión de su vida, y es lo que le anima a hacer todos los sacrificios que hace. Sabe que valen la pena porque la recompensa que le espera es la más grande. Si a nosotros no nos hace ilusión conseguir algo, difícilmente mantendremos una disciplina y una constancia en aquello que emprendamos.

Mi objetivo es parecerme más a Jesús. Tengo la ilusión de que cuando esté delante de él, pueda mirarme son una sonrisa y decirme que se siente orgulloso de mí. Y para ello sé que cada día deberé esforzarme, deberé renunciar a ciertas cosas y batallar con muchas tentaciones que el enemigo pondrá en medio para que no gane esta carrera. Pero sé que si me esfuerzo y soy constante, llegaré a la meta.

Los que no tienen tanta habilidad pero tienen disciplina tarde o temprano superarán a los que tienen más habilidad y carecen de disciplina. 



2 comentarios:

Abel dijo...

Yo quiero tambien que mi PADRE este orgulloso de mi , AMEN!

Moi y Gretel dijo...

esa es la meta abelito! :)

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