Marcos 3:1-5
Otra vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano. Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle. Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio.4 Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban.Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana.
El día de descanso es el centro de muchos debates. Sigue estando a la orden del día. Pero aquí se nos relata una curiosa historia que sucede en ese día. Pero me quiero centrar en el último versículo, el número cinco. Y en ver como Jesús esta "entristecido y con enojo"
Pero mejor empezar sabiendo qué es. Furia: Persona muy irritada y colérica. ¿Alguna vez has sido de esos que cargan contra otro pero no tenias nada personal en contra de esa persona? ¿Te has sentido irritado por algo que tus ojos han visto o has oído? ¿Has sentido que tu voluntad había sido obstruida? Que eso que esperabas, no estaba sucediendo...
Porque, ¿Qué mal hay en que tu voluntad no esté sucediendo? Personalmente, creo que ninguna. Más bien, el problema viene con lo que hacemos con la furia al ver todo esto. Con lo que somos capaces de llegar a hacer. Además, hasta dónde soy capaz de llevarla conmigo o cuanto tiempo le permito que resida en mí. La furia, como estado momentáneo, es una reacción natural.
Me gustaría verlo desde el otro papel; desde el lado en que somos nosotros a quien nos corre una adrenalina por el cuerpo que nuestra furia esta a flor de piel. ¿Alguna vez has sido consciente de esto y has no te ha importado qué fueras a hacer? Quizás ni te reconociste...
Y la furia de Jesús fue un sentimiento temporal. En Jesús no había orgullo por defender lo que él pensaba, por defender nuestro ego. Jesús va más allá y se enfurece sanamente por la dureza de sus corazones. Muchos pondrán en tela de juicio si Jesús debió actuar, o no, así. Pero déjame ampliar este pensamiento último. Entonces, si piensas eso, ¿lo que estas diciendo es que no quieres un Dios que se enfurezca por la violencia de este mundo o el propio egoísmo del mundo? ¿Qué a Dios no le debe enfurecer cómo nos mueven cual marionetas? Esa preocupación, ese enfurecimiento, vuelve ser amor. Pero no es ni una preocupación, ni un enfurecimiento ni tampoco un amor cómo nosotros los conocemos.
Me llama especialmente la atención el "levántate y ponte en medio" que en otros evangelios se menciona. Quiero imaginar como Jesús estaba pensando "levántate y que todos te miren porque yo no hago nada en secreto y quiero que ellos mismos lo vean" Pero además, hay otra segunda lección y es que es El extender la mano del hombre fue un acto de obediencia y tuvo su fruto instantáneo. ¿Extendemos todo lo que nos preocupa de una forma sincera hacía Dios para que Él lo toque y lo sane?
Jesús demostró su estado temporal haciendo un milagro. Su furia ayudó. Ya que no se dejó llevar por su furia, sino que le pidió que extendiera su mano, y fue sanada. Jesús le restauró. Su furia condujo a mejorar aquel momento. Y creo que lo que le empujó a Jesús a hacerlo en medio de todos fue el silencio de los sabios al preguntarles. Ese silencio mostraba el orgullo y la soberbia que les invadía.
Y nosotros, ¿somos capaces de decir que nuestra furia ayuda? Personalmente, me enfurece la injusticia. No soporto cualquier situación injusta, tenga la forma que tenga. Y pienso "¿Quién va a parar de una vez eso, es que acaso soy el único que lo ve? Quizás soy yo precisamente. Dios puede estar utilizando mi furia para llamar mi atención hacia eso y que actúe como Él, ayudando una vez más a combatir esa situación. ¿En qué situaciones tuyas puedes ver esto?
¿Eres capaz de hoy aprender a canalizar la furia y dirigirla hacia la restauración? Este es mi reto.
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