miércoles, 18 de enero de 2012

Necesito paciencia ¡Ahora mismo!

Zacarías 11:8
En un mes destruí a tres pastores, pues perdí la paciencia con ellos, y también ellos se cansaron de mí.

Quiero confesarte algo. Si me conoces te reirás pensando positivamente acerca de lo que te voy a confesar ahora. Resulta que soy una persona bastante impaciente. Es más, odio esperar.


Incluso tiene su gracia, porque muchas veces (confieso también que demasiadas) soy yo el que hace esperar a alguien. Igual que en otras cosas, en esto de la paciencia soy un desastre. Pero cuando hablo de esperar, no hablo únicamente de la espera que existe cuando quedas con alguien. Te estoy hablando de la espera que debes hacer cuando necesitas escuchar una respuesta. Incluso de la espera que debes hacer cuando la respuesta ha sido: espera.
No vivimos solos en este mundo. Gracias a Dios, Él pone gente a nuestra alrededor para que trabajemos la paciencia. Pone amigos, familiares, pareja, profesores, compañeros… gente a la que si queremos mantener a nuestro lado, ¡hemos de ser pacientes con ellos! Me explicaré mejor.
Hay una frase que siempre me ha gustado: “Cuando pidas paciencia, Dios no te la va a dar. Dios te dará situaciones y personas para que la puedas trabajar”. Las personas impacientes, solemos pedir paciencia a Dios. Pero cuando pedimos esa paciencia que tanta falta nos hace en tantas ocasiones, Dios no abre las puertas de los cielos y deja caer un chorro de increíble y maravillosa paciencia que cae en medio de nuestra cabeza y nos penetra otorgándonos así la ansiada paciencia. No. Dios no funciona así. Cuando pides paciencia, Dios utiliza esas personas que te ha dado para que tengas la oportunidad de trabajar la paciencia con ellos. Para que yo aprenda a tener paciencia Dios pone una persona en mi vida (incluso un amigo al que quiero) que me saca de mis casillas. Una persona que me crispa y que me pone histérico cada vez que intento hablar de algo con él o ella. ¡Pero ojo! ¡Ahí tienes la situación y la persona perfecta para empezar a trabajar tu paciencia!
Zacarías fue alguien ejemplar. Pero alguien con menos paciencia que Pedro con una espada en la mano y una oreja ajena delante. ¡Resulta que el tio se cargó a tres pastores en un mes simplemente porque se hartó de ellos! Nosotros corremos el mismo riesgo. Podemos cargarnos una relación de amistad o incluso nuestra relación con Dios simplemente porque no sabemos tener paciencia.
Imagínate cuando Dios te dice simplemente: espera. Te aseguro que es una situación difícil, ya que la única orden que has escuchado es la de esperar. Y ni siquiera sabes el tiempo que has de hacerlo. Pero amigo, ¿recuerdas que estabas pidiendo paciencia? Disfruta de la respuesta de Dios.

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