viernes, 10 de febrero de 2012

Yo creo en ti

 
2 Corintios 1:20 
Todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos «amén» para la gloria de Dios.

Constantemente me doy cuenta de que cometo un grave error. Constantemente las voces que me rodean queriéndome atacar consiguen entrar en mí y luego son realmente difíciles de sacarlas. ¿Te ha pasado alguna vez que negaste que puedes realizar aquello para lo que Dios te escogió? Sin duda esto debe ser un pecado de arrogancia, porque es creer que sabemos más que Dios. 

Es terrible lo que el miedo nos puede llegar a causar. Nos puede llegar a hacer dudar de la voz de Dios, de nuestra fe, y sin darse cuenta acabar uno creyéndose que sabe más.
Muchos quieren servir a Dios y eso es una bendición. Y creo que este es el principal objetivo de Satanás; mutear ese sentir dentro nuestro. El verdadero objetivo de Satanás es separarnos de Dios y de la vida con él, de lo que Dios espera de nuestra vida e incluso, de lo que soñamos hacer por Él. Muchos estudiosos y conocedores del griego original en el que fue escrito el Nuevo Testamento dicen que el muy conocido texto de Juan 3:16 traducido por nuestras Biblias como: «Todo aquel que en él cree no se pierda más tenga vida  terna», debería ser traducido: «Todo aquel que le crea, no se pierda más tenga vida eterna». Y es que no es lo mismo creer en Jesús que creerle a Jesús. Muchos creen que son cristianos porque admiten la existencia de Dios y de Jesucristo. Entonces, ¿Qué es creerle a Dios?
Permíteme decir que tu Biblia también te dice que los demonios creen y tiemblan (Santiago 2:19). Lo realmente "paradójico" es que ellos están en la dimensión espiritual, ¿qué dudas podrían tener de la existencia de Dios? Sin embargo no creyeron a Dios, creyeron en su propia opinión rebelándose. 

¿Conoces la historia del gran equilibrista llamado Blondin? Más conocido como Charles Blondin, fue quién logró cruzar la garganta debajo de las cataratas del Niágara caminando sobre una cuerda a una altura de 50 m sobre el agua, con un trayecto de 335 m de largo. Realizó este cruce por primera vez en 1859, y posteriormente lo logró unas cuantas más y de formas curiosas: con los ojos vendados, dentro de una bolsa, arrastrando una carretilla, con zancos, incluso tomando asiento a mitad de camino para cocinar y comer.
Un día, después de realizar el cruce con una carretilla de ladrillos, preguntó cuantos creían que él podía cruzar con una persona a cuestas. Sin duda, la multitud gritó entusiasmada que sí, que creían en él. Y luego Blondin preguntó: ¿Quién de ustedes se ofrece de voluntario? Las manos bajaron y se hizo un silencio. Sólo un hombre sobre su espalda (su agente, Harry Colcord) tuvo la valentía de hacerlo.

Confieso que muchas veces confió en mi propia opinión más que en la tuya.Una cosa es creer que Dios puede hacer cosas grandes y otra es subirse a sus manos para que nos lleve por la cuerda de los sueños. Que tu Espíritu Santo nos haga creerte y servirte siempre.

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