El sanador del alma

"...porque yo soy Jehová tu sanador".

Éxodo 15:26

Lo normal es que cuando nos encontramos mal, nos hacemos una herida o estamos enfermos acudamos al médico. Según la gravedad de lo que nos pase vamos al hospital,  a urgencias o simplemente pedimos cita con nuestro médico. El objetivo no es otro que nos diagnostiquen lo que nos pasa (aunque a veces ya lo sabemos o lo intuimos), y que nos curen o nos den medicinas para que nos mejoremos. Eso siempre ocurre cuando se trata de dolencias o malestares físicos. Pero ¿y qué ocurre con las heridas o las enfermedades del alma? ¿A donde podemos ir en esos casos? Porque en un

hospital o un ambulatorio no creo que sepan tratar esa clase de “dolencias”.

Pues para esos casos también hay un sitio donde ir. Y a lo mejor ya te has pensado que te voy a responder con: la iglesia. Pues no. Estoy pensando más bien en un sitio más concreto. Algo menos artificial. Y es que estoy pensando en Jesús. Jesús en vida, cuando estuvo aquí en la Tierra, sanó a muchísima gente de enfermedades y heridas físicas. Curó a leprosos, a ciegos, a cojos, etc. pero lo bueno es que ¡hoy en día sigue curando a la gente!

A mí mismo me ha sanado varias veces. Antes cuando hablaba de las heridas y las enfermedades del alma me estaba refiriendo a aquellas cosas interiores que nos destrozan el corazón o los sentimientos. Cosas como la muerte de un ser querido, como la ruptura con nuestra pareja, como una enemistad, como la falta de trabajo…cosas que en definitiva nos van comiendo día a día nuestro interior y nuestro ánimo. Y en esos casos la única solución es acudir al Sanador, que no es otro que Jesús. Al entregarle a Él todas nuestras cargas y preocupaciones ya no nos las quedamos nosotros, porque por eso se las hemos entregado. Ya no está en nuestra mano el que se solucionen nuestros problemas. Depende únicamente de Él. Y solo el saber eso produce en nosotros un sentimiento de liberación y paz increíble.

 

Él restaura los corazones heridos. Él es el mejor médico que existe. Y si tenemos a nuestra disposición al mejor, ¿por qué vamos a buscar a otro fuera? Sería algo realmente estúpido. Si hay algo que notas que te come por dentro, algo que sabes que está acabando contigo acude al médico. Él es el único que sana.