Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. 13Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
1 corintios 12:12
Una de las ilustraciones más impresionantes del Nuevo Testamento es la descripción que hace el apóstol Pablo de la Iglesia como el Cuerpo de Cristo. El cuerpo humano juega un papel sumamente significativo en la manera que experimentamos el mundo, y nuestra percepción de la vida y la realidad que nos rodea. Tanto así que nuestras mentes apenas pueden llegar a comprender todas las implicaciones de este lenguaje figurado que usa Pablo. ¿Qué debemos entender que quiso decir Pablo cuando llamó a la Iglesia el Cuerpo de Cristo? ¿Quieres qué hablemos de ello?
La comparación del cuerpo con la sociedad humana se usaba para mantener la jerarquía social del Imperio Romano, logrando así que las clases sociales bajas no se rebelaran contra las clases sociales altas; algo así como una "pirámide". El apóstol usó esta muy conocida comparación para cuando describió a la Iglesia como el Cuerpo de Cristo. Pero Pablo busca darle otra vuelta de tuerca con un significado diferente. Debe estar claro que en I Corintios 12, Pablo no está tratando de mantener una estructura de clase social en la Iglesia. Más bien, la Iglesia como el Cuerpo de Cristo remarca el respeto y la celebración de la diversidad, mientras que a la vez mantiene el compromiso de unidad.
I. EL CUERPO DE CRISTO TIENE DIVERSOS MIEMBROS
La Iglesia se caracteriza por la diversidad de sus miembros. El versículo 14, dice: “Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.” En los versículos 15-16, Pablo dice que el pie no tiene que ser mano para ser parte del cuerpo, tampoco la oreja tiene que ser ojo para pertenecer al cuerpo. En fin, la diversidad es algo bueno. Todas las partes del cuerpo son necesarias para que éste funcione adecuadamente.
La analogía para la Iglesia local es clara. La diversidad de ministerios es necesaria para que la iglesia funcione de manera adecuada. Hay predicadores y maestros, pastores, líderes, y aquellos con talento para evangelizar o para ministerios de compasión. Una iglesia que consista únicamente de gente que predique será de seguro una iglesia enferma. Una iglesia que consista únicamente de líderes estará paralizada por la falta de seguidores. Si todo lo que la iglesia tiene son ministerios de compasión, ¿dónde se escuchará la voz profética de Dios?
El asunto no se limita a roles ministeriales. Una diversidad de personalidades y disposición también es necesaria en la iglesia local. La iglesia no puede estar saludable si tiene solamente individuos extrovertidos y altamente creativos. También necesita gente introvertida y gente que encuentran gozo en crear estructuras que permite que grupos de personas aprendan, se desarrollen espiritualmente, y cooperen con el servicio. Dios ha capacitado a diferentes personas con diferentes perspectivas de la vida y usa todas esas perspectivas para enriquecer la vida conjunta de la Iglesia.
II EL CUERPO DE CRISTO ES UNO SOLO
Aunque Pablo quería que la Iglesia de Corinto supiera que había espacio para la diversidad, también quería que estuvieran claros que la Iglesia es una sola. El versículo 12, dice: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.” La unidad de la Iglesia tiene varias fuentes. Efesios 4: 4-6, hace notar que como un solo cuerpo, la Iglesia tiene un sólo Espíritu, un sólo Señor, un sólo Dios, un sólo bautismo, una sola fe, una misma esperanza.
Parte del significado de la unidad del Cuerpo de Cristo es que nos necesitamos unos a otros. El versículo 21, dice: “Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.” Nos necesitamos unos a otros para lograr lo que ninguno puede lograr individualmente. Sea el llamado de Dios de que ganemos al mundo para Cristo o la instrucción de Jesús de que proveamos para las necesidades de los enfermos, los presos, los hambrientos, los desnudos, o los que están solos, la tarea es muy grande para que cualquiera de nosotros pueda lograrla individualmente, o que una sola sección de la Iglesia pueda lograrla. Tenemos más oportunidad de cumplir con la visión que Dios tiene para la Iglesia si trabajamos juntos.
Segundo, nos necesitamos unos a otros porque Dios nos ha creado para que nos relacionemos. Desde nuestra sexualidad hasta nuestra deseo de compañerismo, nos damos cuenta que no estamos completos si estamos solos. Frustramos el propósito de Dios al crearnos cuando tratamos de vivir aislados, sin tener relación unos con otros.
El Cuerpo de Cristo es uno y es muchos. La belleza de usar la metáfora del cuerpo para describir a la Iglesia es que no compromete ni la unidad ni la diversidad. A menudo nos sentimos presionados a escoger entre alternativas.
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