El Señor ama la justicia y el derecho;
llena está la tierra de su amor.
Salmo 33: 5
¿Merecemos algo de lo que tenemos? Es una pregunta que mucha
gente se hace varias veces a lo largo de su vida. Si estás leyendo este
devocional es porque tienes acceso a un ordenador con internet. Incluso a lo
mejor lo estás leyendo desde tu tableta o tu teléfono con conexión a la red.
En
cualquiera de esos casos, significa que tienes un mínimo de poder económico. No
todo el
mundo tiene acceso a leer nuestros devocionales, pero tú lo estás
haciendo, y en cierta manera es un privilegio. Y no es un privilegio porque
sean excesivamente buenos (aunque trabajamos duro para ello jeje), sino porque
estos devocionales no son “gratis”.
Esto era solo un ejemplo para que puedas
reflexionar sobre la poca importancia que le damos a cosas realmente importantes.
Tenemos de todo hoy en día: teléfonos con internet, ordenadores, coches,
televisiones, etc. y a parte de un sinfín de cosas materiales es posible que
tengamos una familia que nos quiera, unos amigos que se desviven por nosotros o
una pareja que nos ame.
Pero como he dicho al principio, ¿cuántas de esas cosas
merecemos? Yo muchas veces he pensado que ninguna. Soy un humano, y como tal
soy pecador. El pecado está en mi persona, y aunque luche contra ello, no puedo
evitar caer cada día en él. Y si cada día hago cosas de las que luego me
arrepiento, ¿qué narices merezco yo? Mi respuesta es nada. Y sin embargo miro a
mi alrededor y veo tantas y tantas cosas…tanta gente que me quiere… ¡y no lo
merezco!
Pero Jesús vino a la tierra precisamente para dárnoslo todo
a cambio de nada. Fue la muestra de amor más grande de la historia de la
humanidad. Decidió cargar con mi pecado, con todas esas veces que fallo durante
el día para que pudiese disfrutar de todo lo que tengo y tendré a cambio de
nada. Ese es Jesús. Ese es Dios.
¿Y cómo no voy a quererlo y vivir para Él, si Él murió por mí? Todo lo que tengo
es porque Él me lo ha dado. No merezco nada, y tengo TODO. Pues lo mínimo que
puedo hacer es darle las gracias por haberme salvado reconociendo mi pecado y
tomando la decisión más importante que se puede tomar: seguirle a Él.
No mereces nada. Sin embargo puedes tenerlo todo.
0 comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas acerca de este mensaje?