Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. (Santiago 1:22-24)
Oye, tengo dos semanas de vacaciones en Julio, ¿te
apetecería ir en mi lugar y disfrutar de ellas por mí? Es que me da palo y prefiero
que vayas tu, así haces fotos y me enseñas que tal son “mis” vacaciones ¿vale?
¿Verdad que no tiene mucho sentido lo que acabamos de leer
arriba? Después de estar trabajando durante todo el año, lo normal es que
cuando te dan la opción de tomarte un descanso y unas
vacaciones, tengas unas
ganas locas de ir y disfrutar de ellas. No es lógico que quieras que otro vaya
en tu lugar a disfrutar de tus vacaciones y luego te cuente que tal ha sido.
Pues de la misma manera hacemos nosotros con Dios. Esperamos
a beneficiarnos de las experiencias de otros para poder experimentar qué nos
está diciendo Dios a nosotros. Nos esperamos al domingo por la mañana a poder
escuchar la predicación para ver si escuchamos algo que sea para nosotros. O
esperamos a que algún amigo pueda contarnos alguna experiencia que a nosotros
nos sirva y nos haga reflexionar. A veces incluso miramos vídeos en youtube de
predicadores y conferenciantes que hablen de Dios, para ver si “pescamos algo”.
Pues de la misma manera que la cosa no tenía sentido con el ejemplo de las
vacaciones, en una relación con Dios tampoco. No podemos esperar a que otros
vivan las experiencias que Dios tiene para nosotros. Debemos esforzarnos
nosotros mismos por vivirlas. Y eso solo se consigue con esfuerzo diario. Ya
sea haciendo un devocional, o leyendo libremente la biblia cada día. Cada uno
sabe la fórmula que le va mejor para mantenerse en conexión con Dios, pero hay
que encontrarla para que otros no vivan tu relación con Él.
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