
Juan 20:29
—Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen.
Demasiadas veces ruego a Dios un "¡¡Rápido y sin dolor, por favor!!" o quiero saber paso a paso como actúa, o aún mejor, como actuará. Me da miedo no tener la situación controlada, es decir, saber qué hará (como si eso me fuese a motivar a imitarle en futuras ocasiones) pero hoy me gustaría reflexionar en cómo esta actitud me ha hecho desperdiciar grandes oportunidades.
Cuando Jesús se presenta a sus discípulos resucitado, estando con ellos, Tomás es con quien más me identifico; y a quien más me parezco en muchas veces.
Necesito tocar para creer. Necesito pasar el dedo sobre la herida para comprobar. Digamos que de esta manera puedo creerlo más.
En mi vida oro, pido y creo conforme a lo que veo. Desgraciadamente, muchas veces no nos damos cuenta que lo que muchas veces vemos es siempre más pequeño o limitado de lo que Dios puede esperar de nosotros. Esto ocurre ya que no le dejamos intervenir ni darnos fuerzas en lo que realmente necesitamos para llegar a la meta trazada por Él.
Me gustaría hoy practicar lo contrario del versículo contigo. Tápate los ojos, y confía sin tener que mirar las heridas (como mucho, tocarlas a ciegas y entiéndeme que no sería lo más óptimo) y avanzar con firmeza. No te detengas hasta que no escuches la misma voz que te anima a seguir. Pero para hacer esto, esfuérzate por abrir y agudizar el oído espiritual.
¡Te reto a dejar de ver y empezar a escuchar! De esta manera, ¡podremos llegar mucho más lejos!
1 comentarios:
Amen , me identifico tambien como el ejemplo de Tomas ...Pues escuchemos y seamos siervos ,que gozo poder servir .
Publicar un comentario
¿Qué piensas acerca de este mensaje?