La meta que esperas

“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.”

Jeremías 29:11

Tras un intenso día, pude tener un oasis de tiempo para hablar con alguien a quien aprecio mucho. Tuvimos una de esas conversaciones en las que te sientes cómodo y te gusta lo que hablas y la dirección en la que lo enfocamos. Comentábamos cuan grande y provechoso es colocar nuestra relación personal con Dios por encima de cualquier otra relación.

Todas las grandes ventajas, pero es que además, cómo de esa manera estamos encaminando y dedicando nuestra vida a Él. Y eso lo nos era de reflexión al pensar en su voluntad. En ocasiones, tendrá forma de malas noticias o dolor, tintes de calamidad o fachada de casos desesperanzados; y esto puede causar confusión en nuestros corazones. Y en algunos casos su endurecimiento.
Pero es ahí donde debemos de recordar que el Señor solamente tiene pensamientos de paz y no de mal, para darnos lo que tanto anhelamos. La enfermedad no es enviada para matarnos; sino para glorificar el nombre de Dios en nuestra vida. Una caída no es enviada para avergonzarnos o mostrarnos lo frágil que somos, sino para manifestar el poder de Dios al levantarnos. Un sueño frustrado no ha sido enviado para dejar de soñar, sino para que entendamos que los sueños de Dios son más grandes que los nuestros.

Mientras hablábamos, pensaba en que las respuestas de Dios son sí, todavía no o tengo algo mejor. Lo cual creo que es totalmente verdadero, cuando no recibimos algo de parte de Dios es simplemente porque Él ha preparado algo mejor. ¿Incomprensible?¿Injusto? Eso decides tú si pensarlo o no, pero no deja de ser una muestra de cuánto te ama Dios y sin darnos cuenta, ¡Nos cuida!

Sacamos una clara conclusión, y es que sea lo que sea que estés viviendo es parte del camino que te llevará a ese final que tanto anhelas, por lo que no debes de evitarlo. Sigue luchando, y sigue atento. ¿Atento? Sí, luchemos por conseguir cada día más ese discernimiento correcto para enfrentar con paz en tu corazón ese proceso, que quizás por el momento sea molesto pero te convertirá tu situación en algo glorioso de esta manera.