Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.
1 Pedro 4:12-13
Es una de las cosas que más le cuesta a aceptar a un cristiano. A veces estamos impotentes por ello, pero la realidad es que a un cristiano le cuesta tratar especialmente el sufrimiento de los justos.
¿Quién pues será salvo si mi prosperidad, la salud y otras cosas se asocian con cómo se encuentre Dios conmigo? Quizás no se tengan que asociar y aquel versículo de "Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios" tome un sentido diferente a lo que parece queriendonos decir que la riqueza no refleja tu excelente relación con Dios y tu obvia salvación.
Hebreos capítulo 11 narra un montón de historias de héroes de la fe y esos hombres y mujeres no fueron hombres por sus grandes logros precisamente. Muchos murieron asesinados o aparentemente con una vida sin sentido, pero su relación con Dios era completamente lo contrario. Por eso mismo fueron HÉROES.
Después de pasar cada episodio de sufrimiento, podemos decir siempre que han sido buenos porque esos son precisamente unos buenos momentos para acercárse a Jesús y permanecer en Él, cuando no hay esperanza en ningún otro lado nos demuestra que él sigue allí.
Quizás tu dolor no es físico y es con tus amigos o tu família, o tus propios padres te estan haciendo complicar la vida, o tus hijos son unos auténticos rebeldes...Qué difícil es permanecer cogidos entonces en la Roca, en #nuestraRoca !
En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, sea hallada en alabanza, gloria y honra Jesucristo.
1 Pedro 1:6-7
La lección debemos aprenderla antes de que se nos quite el sufrimiento, ya que mientras somos expuestos a la prueba podemos clamar a nuestro Padre que es quien nos ayuda. Quizás no se mueve y nos vemos solos, pero tiene una explicación: Él no se mueve hasta que no hayamos aprendido lo que quiere enseñarnos. Eso sí, no permitirá que el pecado se adueñe de nosotros perdiendo Él el control, sino que su vara seguirá encima nuestro disciplinándonos y cuidándonos.
No debemos olvidar que durante todo tiempo de prueba y disciplina, estamos bajo la protección de Dios.
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