Relación de lealtad

 

¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más”.

Juan 8: 7-11

Los tiempos han cambiado y la verdad es que no me imagino qué repercusión tendría este encuentro con esta mujer y su aventura. Pero el maestro lanza un aprendizaje que traspasa a cualquier época y que perdura hasta nuestros días.

¿Quién es el que no tiene pecado en su vida? Me pregunto si acaso de algunos de aquellos hombres que tenían ya las piedras en sus manos no pecaban. La respuesta es obvia y es más, ellos mismos lo confensaron dejando caer sus piedras al suelo y marchándose. Miro mi vida y rápidamente identifico aquellas áreas dónde Dios tiene mucho por hacer conmigo. Entonces, me pregunto si acaso alguien no tiene un área en la que trabajar en su vida. El maestro se adelanta y contesta por nosotros: quién esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Me hace reflexionar ver como Jesús invita a la mujer a levantarse e irse porque creo que mi reacción natural hubiese sido el esconderme ante el miedo a las críticas. Estoy seguro que saldría corriendo a esconderme, tal y como Adán hizo en el huerto al sentirse desnudo tras pecar. ¿Acaso ese no es nuestro mayor reflejo cómo humanos? 
Sin embargo la biblia dice lo contrario. Jesús ofrece que corramos sí, pero hacia la cruz, correr a Dios. Correr a buscar el permanecer en Él ("No peques más") Correr a ser verdaderamente leales tal y como lo era Adán con el Padre antes de pecar.

Miro a mi vida y cuantas veces me lo he tomado como una invitación a pecar sabiendo que luego me arrepentiré y tiempo después, volveré a pecar y empezaré otra vez el ciclo; y así años y años hasta que algo cambie. Si nos mantenemos cerca del maestro, Él si puede hacer realidad en nosotros esos cambios que nosotros no conseguimos por más esfuerzos que hagamos.

Si estoy cerca de Él, sí puedo.

Oremos por contruir una relación de lealtad e integridad con Dios.