¿Debo de perdonarle?

  Hechos 13:38 

“Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados.”

¿Por qué nos cuesta perdonar?

Diariamente recibimos alguna ofensa. Puede que la recibamos por un amigo, por nuestro herman@, o por nuestros padres. Pero a la vez también podemos ofender a alguien. Posiblemente nos expresemos o actuemos de alguna manera que pueda agredir el sentimiento de la otra persona, es decir que nuestro comportamiento afectase de una manera fatal hacia un compañer@, amig@ o familiar sin que nosotros lo esperáramos así, o que hubiéramos actuado de esa forma como reacción ante la situación que se nos ha presentado.


Esta mañana he sido ofendido por un amigo, y mi primera reacción ha sido de enfado, ya que la decisión que ha tomado me ha perjudicado. En un principio no quería hablar con él, incluso pensaba en dejarle de hablar durante un cierto tiempo, o incluso pensaba qué medidas tomar para que fuera consciente del daño que me ha producido.

En vez de llamarle, o acudir a Dios para que mediara la situación, me he encerrado en casa, quejándome, ensañándome y como consecuencia mi enfado iba aumentándose. De un granito de arena estaba haciendo una montaña.

¿Y si Dios se comportara así cada vez que nosotros erráramos?

Seguramente no habría muerto en aquella cruz para perdonar todos nuestros pecados. Posiblemente se hubiera cansado de nosotros, o nos hubiera dejado como imposibles. Pero no es así. Dios nos perdona diariamente. Nunca se avergüenza de nosotros, y a pesar de nuestros errores, tan grande como sea, nos perdona. No existen magnitudes, ni distinciones, ni condiciones, Él nos perdona. Es más, hace siglos que fuiste perdonado, aun sabiendo las decisiones, comportamientos, actitudes que tomarías en tu día a día.

Como seguidores de Jesús, como hijos suyos e imitadores de Él también debemos de saber perdonar. Debemos de aceptar que una persona pueda equivocarse, y alomejor no es consciente de ello. ¿Verdad que te gustaría que a ti te perdonasen?

Tras meditar he llegado a la conclusión de que debo de perdonar a mi amigo. Que posiblemente no haya sido consciente de aquel error, y que Jesús le ha perdonado, entonces; ¿quién soy yo para no perdonarle, si Dios me ha perdonado? Es probable que mañana sea yo el que le ofenda.