Dedícale tú día a Dios

1 Corintios 13: 4-7

 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 

 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 

 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 

Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
 

Hace dos días fue San Valentín, donde la tradición marca que debemos comprar un pequeño detalle a nuestra pareja, dedicarle nuestro tiempo, mostrarle todo nuestro amor. Es un día de besos, sonrisas, abrazos, donde olvidamos todos los males, y pensamos que nuestra pareja es la mejor.

Algunos nos preguntamos por qué debemos tener un comportamiento diferente al resto de días. ¿Acaso te levantaste queriéndol@ más? ¿Viste algo diferente en tu pareja? ¿Por ser San Valentín se olvidaron todas aquellas rencillas? La actitud que dedicaste en ese día tan “especial”, también puedes aplicarla el resto de días. No debes de comportarte de una manera diferente por el nombre que recoge aquél día.

Y esta es la actitud que a veces tenemos ante Dios. Cuando se acerca el domingo nuestra actitud cambia, porque es un día de comunión, donde vamos a la Iglesia, cantamos una serie de canciones, y escuchamos un determinado mensaje. Y solemos tener una actitud diferente e irreconocible, dejando a un lado los malos hábitos. Es decir, mostramos nuestra mejor cara. Relacionamos el domingo con el día del Señor, y parece que pensemos que los demás días podamos comportarnos como queramos. 

Nuestra actitud hacia Dios debe de ser firme. Nosotros un día dimos un paso ante Él, es decir, hicimos una promesa de seguirle durante toda nuestra vida, cumpliendo aquel propósito que tiene para nosotros. Nuestra actitud no debe de ser mejor o peor dependiendo del día, sino que debe de ser de la manera que Dios nos indica. ¿O a caso deja de ser Dios durante el resto de la semana? Como no es así, debemos de dedicar cada día como si fuera el último. Tenemos que levantarnos cada mañana, y mostrarle con todas nuestras fuerzas lo que somos capaces de hacer, cumplir, y crecer únicamente por Él.

Dedícale cada día a Dios.