jueves, 10 de mayo de 2012

Donde quiera que estés



Así que, por sus frutos los conoceréis. 
Mateo 7:20

Estaba muy enfermo. Le habían ingresado en el hospital y la cosa no pintaba bien. No tenía muchas fuerzas y cada día que pasaba empeoraba. Y aún así sacaba fuerzas y ánimo para hablar de Dios a sus compañeros de habitación en el hospital. Incluso a un cura que vino a hacer unas visitas le contó su testimonio. Era tanta la luz que irradiaba, que aún estando muy enfermo era capaz de alumbrar a los que tenía a su lado.

Él era futbolista. Siempre que marcaba un gol se lo dedicaba a Dios levantando las manos y la mirada al cielo dándole las gracias. Pero ese día era diferente. El partido era diferente. Se
trataba ni más ni menos que de una final europea. Sabía que ese partido sería visto por miles de personas en la televisión y que era una oportunidad perfecta para dar testimonio al mundo de en quién creía. Esa noche marcó dos goles y le dio la victoria y el trofeo a su equipo, y en cada gol volvió a hacer su celebración de siempre: levantó sus manos y su mirada al cielo y le dio gracias a Dios por esa oportunidad. Pero esa noche había que hacer algo más. Al final del partido se quitó la camiseta  enseñando otra que llevaba debajo y dejó un mensaje al mundo: Cree y podrás ver la gloria de Dios. Ese mensaje fue visto en las televisiones de medio mundo y trendtopic en las redes sociales de muchos países. Esa noche volvió a ser luz.

Estas dos personas son el ejemplo de lo que deberíamos hacer nosotros siempre: ser luz. En cualquier situación, ya sea en un hospital, en un campo de futbol, en el colegio o en el trabajo debemos ser sal y luz. No hay que dejar de hablar de Dios. Si Dios nos ha cambiado la vida, y es lo mejor que tenemos, ¿por qué vamos a estar callados? si tenemos el mayor tesoro que existe, ¿por qué no vamos a querer compartirlo?

Cualquier momento es ideal para hablar de Dios al mundo. Da igual el momento o la situación, incluso da igual si no tienes ánimo o ganas. ¡Hablale al mundo de quién es el Rey!

PD: los protagonistas de la historia son por este orden Juanma Martínez (hace unos días hablamos de él aquí) y Radamel Falcao, futbolista del Atlético de Madrid. 

1 comentarios:

Abel dijo...

Que grande cree y vereas la gloria de Dios en tu vida !!!

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